El Sistema Nacional de Radio y Televisión (SINART) se ha visto sacudido por una serie de cambios, no solo en los últimos meses y en torno a sus jerarcas, como ha trascendido, sino desde hace varios años. 

El propósito de quiénes han liderado estos cambios es darle sentido a la entidad, una empresa pública con personalidad jurídica y patrimonio propios, con una serie de principios definidos por ley. Un consorcio de medios de comunicación en manos del Estado, con recursos limitados. 

Es un enorme reto enfrentar y ejecutar cambios en una coyuntura de nuevas tendencias en las audiencias que sacuden a los medios de comunicación, y más si se trata de una entidad del Estado, con equipos cuya renovación no es la más idónea y con personal que no necesariamente está ahí por su idoneidad sino por condiciones propias de inamovilidad del empleo público en Costa Rica.

Objetividad, veracidad e imparcialidad de las informaciones, son principios a cumplir. Así comola separación entre las informaciones y las opiniones y la identificación de quienes sustentan estas últimas y el respetoa la libre expresión. 

El pluralismo político, religioso, social y cultural. El respeto al honor, la fama, la vida privada de las personas y, en general, a los derechos y las libertades reconocidos en la Constitución Política. La protección de los derechos y la dignidad de la juventud y la infancia, los derechos de los hombres, las mujeres y las familias. El respeto por los valores de igualdad incluidos en el artículo 33 de la Constitución Política. Son algunos de los principios que se deben acatar. Como se apreciará, son suficientemente sólidos y consistentes.

Sin embargo, de los principios de ley a la realidad hay un distanciamiento. Los problemas evidenciados en las últimas semanas,  en las transmisiones en los espacios de noticias, nos debe llamar la atención. Si esto ocurre producto de boicoteos de personal técnico o fallas laborales de dichos trabajadores, los principios definidos se están violando.

Si los mensajes anónimos contra mujeres en posiciones de jefatura que circulan entre las paredes del SINART son internos, los principios definidos para el SINART se están violando.

Todo esto se traduce, claramente, en ataques a la libertad de prensa y esto no debe continuar.