La posibilidad de que las personas puedan manifestarse públicamente y protestar o apoyar situaciones son parte fundamental del derecho a la libertad de expresión de todas las personas. Por lo tanto, resulta esencial que los estados respeten y se garantice que nadie sea criminalizado por ejercerlo.
Esto adquiere mucha más relevancia en la actualidad cuando a nivel internacional diversos grupos, por distintas causas, se han reunido o se reúnen en espacios púbicos por decisiones que desean tomar o que ya han tomado sus gobernantes; tal es el caso de Japón, Venezuela, Chile, Ecuador, México, Irán y Costa Rica.
Se suman a las anteriores, ahora las manifestaciones en los Estados Unidos que tienen su origen en un crimen de odio de un hombre afroamericano de nombre George Floyd.
Desde el Instituto de Prensa y Libertad de Expresión nos preocupa que la protesta rebase la línea de la libre de expresión de los habitantes a convertirse en actos de vandalismo y se promocione la violencia, mucho menos, cuando los objetivos de los manifestantes son las personas trabajadoras de la prensa y los medios informativos.
La prensa, en general, debe promover con responsabilidad la comprensión entre los diferentes grupos humanos y erradicar toda forma de racismo, discriminación o prejuicios de todo tipo. Compartimos que se debe evitar el presentar a las personas y a los diferentes grupos humanos de manera “estereotipada, parcial, unilateral o capciosa”. En su lugar debe abrir paso a la compresión, la tolerancia y la fraternidad entre los seres humanos.
Es necesario recordar, una vez más, el importante papel que tienen los medios de comunicación a la luz de este tipo de acontecimientos, indicado en la “Declaración sobre la raza y los prejuicios raciales”, de la Organización de las Naciones Unidas.
“Se exhorta a los grandes medios de información y a quienes los controlan o están a su servicio, así como a todo grupo organizado en el seno de las comunidades nacionales — teniendo debidamente en cuenta los principios formulados en la Declaración Universal de Derechos Humanos, en especial el principio de la libertad de expresión — a que promuevan la comprensión, la tolerancia y la amistad entre las personas y los grupos humanos, y a que contribuyan a erradicar el racismo, la discriminación y los prejuicios raciales, evitando en particular que se presente a las personas y a los diferentes grupos humanos de manera estereotipada, parcial, unilateral o capciosa. La comunicación entre los grupos raciales y étnicos deberá constituir un proceso recíproco que les permita manifestarse y hacerse entender plenamente y con toda libertad. En consecuencia, los grandes medios de información deberían abrirse a las ideas de las personas y de los grupos que facilitan esa comunicación”
No puede haber libertad de expresión plena en una sociedad democrática donde exista violencia o discriminación alguna y tampoco se justifican los ataques a quienes tienen como misión informar a los habitantes de los hechos que ocurren en sus países.
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